En el cantar de la noche oigo tu pensar,
descifro los gestos y vuelvo a soñar.
Amantes del hielo, o de un humilde diván.
La noche se apiada del silencio
y empuja un remontar.
Tu cara palidece y vuelves a errar,
bravo en tus sueños,
dulce en tu mirar.
Lentos y sonoros tus pasos serán.
La dama de la escarcha se vuelve a marchar,
Y su denso secreto se hunde más y más.
Gavilán de este sueño vuelves a brotar,
como cada invierno tus alas posas en este diván.
Locos o cuerdos, siguiendo este cuento del nunca acabar.
¿Qué tienen tus ojos?, tu suave mirar.
Hechicero ¿que buscas?, una vez más.
Otro invierno y otro mirar.
Nos hacemos eternos por siempre jamás.
De nuevo las gárgolas vienen a cantar,
que el espacio se estrecha,
y todo vuelve a empezar.
Ya quedan menos, cinco no más.
Del dulce misterio que nos queremos mostrar,
locos y ciegos, por no querer olvidar.
Amantes del fuego y llenos de orgullo quizá,
sin palabras, ambos sabemos lo que siempre quisimos ocultar.
Caminante, amigo y compañero,
no hay mascaras que cubran el secreto.
cada año, cada invierno,
esperamos que el otro rompa el silencio.
Aliado de este duelo,
enemigos de lo extraño,
una vez más callados y esperando.
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