lunes, 26 de septiembre de 2011

Volviendo al mar de la soledad


Con el papel en la mano quise escribirte la mejor historia de amor, dejarte parco en palabras y ávido de libertad, para que no preguntes, para que no me llores por esto que tiene final. Para que entiendas que peces somos, y cada uno tiene su propio mar, el tuyo es dulce y el mío el de la soledad. Mar negro, mar muerto, me da igual como lo queramos llamar, el nuestro fue plata pero no platino y ahora tiene que descansar. He buscado un agujero en la tierra para enterrar las canciones, los momentos y las palabras que por un tiempo, tanto nos van a molestar. Te daré las coordenadas para que un día las vuelvas a buscar y te lleves sólo aquellas que provoquen una sana felicidad. He desesperado buscando el sentido de nuestra historia, he consumido mis horas en busca de las mejores palabras y quizás nunca las encuentre, pues hay algo en mi y algo en ti que es más verdadero.
Valiente caballero debes sacar tu armadura pues ahora el camino se angosta y debes librar una dura batalla. Camina despacio para no tropezarte una y otra vez, para que tus pasos se vuelvan firmes, para que tu cara se alce erguida, para encontrar tu destino, ese que se haya tan lejos del mio...
Yo lloraré, no por verte partir, sino por haberte traído a estas tierras lejanas, por haberte dejado sin escudo y sin espada. Yo, que pensaba que te amaba...
Ahora te veo marchar torpe y distraído y tu no sabes que algún día tarde o temprano, encontraras tu paraíso, y pensaras, que tonto no haber antes partido. Y la paloma blanca vendrá a contarme como conquistaste tierras, como conquistaste mares...
En un día no muy lejano, intentaré escribirte la mejor historia que jamás se haya contado.

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